domingo, 28 de octubre de 2012

Capítulo 11: We can't control our feelings.


Antes de responder, me puso su iPhone en mi cara, y pude ver un WhatsApp que decía:

–¡Buenos días! ¿Te apetece dar una vuelta luego por la playa?
–¡Claro! ¿Van a ir los chicos?
–Sí, tráete también a las chicas
–¿A las 12:00 en la playa?
–Ok, ¿te apetece tomar un helado después? ;)
–¿Eso es una invitación personal o para todo el grupo? :$
–¿Te tomarías un helado conmigo?
–Pues claro, pero terminaría robándote helado jajaja
–Entonces no. Jajajaja es broma... Me tengo que ir, ¡adiós! :)
–Nos vemos allí ;)
–Ok, besos
–Besos

Terminé de leer la conversación, y deduje quién era el que había propuesto el plan.
–¿Niall? –ella asintió con la cabeza– No pierde el tiempo ese chico.
–Anda, calla y tómate el café, todavía queda mucha mañana por delante –dijo sonriendo.

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Metí las dos toallas, la protección solar (esta vez no pienso quemarme), la novela que me estoy leyendo "Un segundo amanecer", y unas cuantas cosas más. Ro salió del baño con el bikini ya puesto. Era de color marrón liso, y le quedaba genial.
–Pero mira qué guapa estás –dije riendo cuando la vi salir del baño haciendo una especie de pase de modelo.
–¿Guapa yo? Mírate a un espejo anda, guapa tú.
–Uy sí, tengo a todos los chicos loquitos –dije riendo, ella rió conmigo.
–Ven aquí –me dijo, y me tomó de la mano y nos pusimos las dos frente al espejo de cuerpo entero– ¿Ves? La tentación de cualquier chico.
–Qué cosas dices, ni que fuera un polo de chocolate –las dos reímos con mi respuesta.
–¿Vamos yendo no? –dijo Gwen, que acababa de llegar a la habitación.
–Espera que me vista y ponga unas cosas en el bolso y vamos.

Ronnie metió sus cosas en mi bolso, y salimos de la habitación, Gwen no sabía que íbamos a quedar con ellos, solo lo sabíamos Sam, Ronnie y yo. (Antes se lo había contado mientras buscaba mi bikini).

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–Porfaaa, venga... ¡Apuntémonos! –insistió Samantha mientras me tiraba de la camisa, como una niña pequeña.
–Noo, ya sabes que soy malísima en esas cosas...
–Venga April, no nos hagas esto –añadió Gwen con ojitos de cordero degollado.
–Vale, pero solo una clase. ¿Entendido?
–Así no tiene gracia... que sean dos –dijo Sam comportándose todavía como una niña de cuatro años intentando convencer a su madre de que le compre un helado.
–Bueno vale dos, pero no me sacarás ninguna más.
–¡Bien! –dijo y saltó a mí para abrazarme y darme un beso en la mejilla.

Genial April, cómo se nota que sabes imponerte. Las chicas (sobre todo Sam) me habían convencido para hacer una clase de surf, lo curioso es que Sam y Ronnie ya sabían hacer surf desde antes, así que no entiendo por qué quieren hacer una clase.... Aunque pensándolo mejor, si pensamos en el hecho de que los entrenadores seguro que son muy atractivos y con un cuerpazo su afán de ir a una de esas clases cobra sentido enseguida.
Llegamos a la playa y decidimos colocar los bártulos hacia el final de la playa, era la zona más bonita, y cómo no, la vaga de Gwen tuvo que reprochar "¡Pero si da lo mismo! Venga porfa dejemos las cosas aquí..." cada cinco minutos.
Cuando llegamos vimos de lejos a dos chicos saludándonos con la mano, Sam y yo respondimos con el saludo y nos acercamos.
– Ey –dijo Niall sonriendo cuando nos tuvo cerca. Dos besos en la mejilla a cada una.
–¿Y los demás? –preguntó Sam mientras miraba embelesada a Niall, le di un codazo en las costillas.
–Están en el agua, ¿los ves? –dijo Liam señalando a los chicos.
–Ah sí.
Los chicos se percataron de nuestra presencia y saludaron con la mano, y entonces empezaron a salir del agua, me giré y pude ver como las chicas se acercaban a nosotras por detrás.
–¡Hola! –dijo Gwen sonriendo mientras se acercaba a Niall y le daba dos besos, entonces vio con el rabillo del ojo al otro chico, y no pudo evitar preguntarle: –Ah hola, ¿nos conocemos?
–Creo que no –contestó Liam sonriendo– Soy Liam.
–Oye, ¿y ella quién es? –le dijo Niall en un susurro a Sami.
–Ella es Ronnie. Ronnie, éste es Niall, y él es Liam, unos amigos.
–Encantada –dijo sonriendo.
Entonces llegaron el resto de los chicos; Zayn, Harry y... ¿Louis? Bah, memoria de pez.
–Hola –saludó Harry animado mientras nos saludaba a todas, entonces vi cómo su mirada se paró en seco, como si hubiera visto un fantasma. Seguí el sentido de su mirada, y vi que estaba mirando a Ronnie, ella tenía la misma cara de desconcierto.
–¿¡Tú!? –dijeron los dos a la vez, esto ahora es más confuso todavía.
–¿Qué haces aquí? –dijo Ronnie algo molesta.
–Vine con unos amigos, ¿y tú?
Posé mi mirada en Ro, que ahora estaba revoleando los ojos y murmurando en voz baja algo que no alcancé a entender. Ella no le respondió a la pregunta, pero pareció que a él le fue indiferente.

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Nos tumbamos en la arena para coger sol un rato, oía la brisa chocando contra los árboles, y el sol acariciaba mi cara, mientras el sonido de las olas me adormecía. Y poco a poco se me fueron cerrando los ojos.
Sentí cómo unas gotas de agua me mojaban el vientre, me desperté súbitamente y me subí las gafas de sol y miré interrogante.
–¿¡Qué...!?
–Sabes que te acabas de quedar dormida, ¿verdad?
–Ah eres tú –dije volviendo a acostarme– Vete, anda...
–Vale.
Me sorprendió que cediera tan pronto, entonces noté unos brazos que me rodeaban y me subían de la toalla. Él y sus brazos estaban fríos, mojados, y pegué un grito cuando me consiguió coger entre sus brazos.
–¡Eh! ¿Qué haces? ¡¡Suéltame!! –dije gritando mientras pataleaba, intentando deshacerme de él. 
Mi cuerpo se estremeció cuando sintió el contacto de sus abdominales contra mi costado, y resultó ser una sensación extraña.
–Venga bella durmiente, vamos a despertarte.
–¡¡Ni se te ocurra besarme!! –él soltó una carcajada tras esto último– ¿Qué te hace tanta gracia cretino?
–Que me hace gracia que pienses ni por un momento que te besaría –dijo sonriendo, yo le di un puñetazo en el hombro como pude– Tengo mejores planes para despertarte, ¿qué tal un chapuzón?
–No lo harás –dije desafiándolo, aunque en estos momentos no tenía ninguna papeleta para salir ganando.
–Sí lo haré –entonces empezó a caminar hacia la orilla, giré mi cabeza y al ver a dónde nos dirigíamos le rogué: –No, no, no... ¡No lo hagas!
–¿Ahora me pides que no lo haga? ¿Pero no era un cretino? –seguí pataleando, pero era imposible desembarazarse de aquellos brazos, así que lo intenté de otra forma.
–¿Sabes? Tienes unos ojos preciosos, y unos brazos que...
–Ni lo intentes –dijo riendo– No cuela.
–¡Oh vamos! ¿Qué tengo que hacer para que me sueltes?
Noté las gotas del romper de las olas rozando mi espalda, y me percaté de que ya estábamos en la orilla, divisé a lo lejos a mis amigas, y traté de hacer señas para que me vieran, pero no me veían.
–Bueno Ronnie, hasta aquí hemos llegado –dijo sonriendo, y vi cómo se marcaban unos hoyuelos en su rostro, y sentí la tentación de... ¿acariciarlos?
–Ni se te oc...
Pero no pude terminar la frase, porque ese idiota me había tirado al agua, que estaba helada, y sentí como mis músculos se entumecían.
–¡Joder, qué fría! –grité cuando salí el agua– ¡Eres un cretino, está helada! –los dientes empezaron a castañearme, realmente sí que estaba fría, y entrar así, de golpe...
–¡Si te ha encantado!
–¡Para nada! ¿Acaso no ves que estoy temblando? –y mentira no era, había empezado a temblar.
–Si quieres que te caliente, yo me ofrezco voluntario... –dijo sonriendo.
–Eres... ¡eres un cretino! ¿Lo sabías? Y un idiota, irresponsable, creído...
–¿Algo más? –me interrumpió, mientras se acercaba a mí, cuando estábamos tan juntos que sus labios estaban a escasos centímetros de los míos– ¿Ya has terminado? –susurró entonces.
Sentía que las piernas me flaqueaban, y a mí desgracia no era debido al frío, sino a su voz.
–No, también eres un prepotente, un cretino y...
–¿No eres muy original con los insultos eh? –dijo, y susurró casi en mis labios: –Pero sin embargo eres incapaz de alejarme de ti estando casi a punto de besarte...–hizo una pausa para mirar mis labios– ¿Puedo besarte?
–No –dije con voz temblorosa.
–¿Estás segura de eso? –dijo volviendo a susurrar en mis labios.
Y sin dejarme responder, sentí cómo su labios se posaban en los míos, y una sensación desconocida me inundó.

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