sábado, 27 de octubre de 2012

Capítulo 5: Someone who leaves you breathless.

Me quedé hipnotizada varios segundos sin darme cuenta, él guiñó un ojo y me sentí morir, me ruboricé y retrocedí unos pasos, el sonrió pícaramente. Me ruboricé más todavía y bajé la mirada, en ese momento, hasta el suelo era un buen sitio donde mirar. Seguro que estaba roja como un tomate. Noté como cogió mi barbilla con suavidad y subió lentamente mi cabeza hasta que pude ver otra vez sus ojos. No pude evitar perderme en su profundidad, me era imposible. Finalmente me aparté.

- Hola -dijo sonriendo.
- Hola...-dije volviendo al refugio que me daba mirar al suelo.
- ¿Sabes que se te ha derramado el Macchiato no?
Entonces me fijé más, había volcado el café, y todo había caído en sus zapatillas, noté como me volvía a poner roja.
- ¡Dios! Lo siento, de verdad -dije apurada, había subido mi cabeza para mirarlo, menos mal que ya no estaba tan cerca de él como antes, sino no sé qué me hubiera pasado.
- Jajaja, no pasa nada, de todas formas ya eran viejísimas -dijo señalando a sus zapatillas, me fijé y resultaron ser unas Vans.
- Oh no, y encima eran unas Vans, te lo pagaré, enserio.
- No hace falta, siento yo haberte tirado el café.
- Lo del café no importa... Tengo que pagártelas, mira yo...
- No mira, mejor hacemos una cosa -me interrumpió- tú me pagas a mí mi café y yo te pago a ti el tuyo.
- Eso no tiene sentido -premio a la Miss Borde del año.
- Tú me pagas mi café, ya que me has estropeado las zapatillas y yo te pago tu café ya que se te ha derramado por mi culpa.
- Sigue sin tenerlo -dije confusa. 
Borde. Aunque lo prefería, no quería salir con él, parece la clase de chico que hace que te enamores de él y luego te parta el alma en dos, como una naranja cuando alguien quiere hacerse un zumo. Exprime esa naranja, que es tu corazón y no deja nada para ti.
- No todo en esta vida tiene por qué tener un sentido princesa, solo vive el momento.
- Carpe Diem -dije divertida, él sonrió.
- Exacto, Carpe Diem 
Noté como sus ojos miraban fijamente a los míos, volví a sentir un escalofrío. Esa mirada me daba la sensación de que solo con mirarme a los ojos destaparía todos mis secretos, me sentía desnuda psicológicamente hablando.
- Dime, ¿cómo te llamas? -me dijo, y volví a la realidad.
- No te lo voy a decir -dije divertida, quería ver qué hacía si no se lo decía.
- ¿Por qué?
- ¿Acaso tu madre nunca te dijo que no hablaras con desconocidos? -dije guiñándole un ojo, ya había cogido más confianza y no me sentía tan frágil.
- Sí, pero siempre he creído que si todos hacemos lo que nos digan nuestros padres no haríamos nada divertido en nuestra vida, ¿no crees?
- Cierto. De todas formas, dime el tuyo primero...
Cuando iba a contestarme, mi móvil sonó; un mensaje de Sam “¿Se puede saber dónde estás? No es por atosigarte, pero se te van a enfriar los cafés”. ¡El café! Es verdad, tendría que comprar otro, pero lo dejé correr, ya me tomaría algo en casa.
- Lo siento, tengo que irme -dije sin darle ninguna oportunidad de hablar.
Entonces salí del local, y empecé a caminar a paso acelerado por la avenida marítima, no sé si iba tan deprisa porque si no se me enfriarían los cafés, o porque la razón no me dejaba conocer a ese chico tan misterioso. Oí que alguien me decía algo.
- Eh, ¡no te vayas! No puedes dejarme con la duda -era el chico de antes. Me di la vuelta.
- Mira como lo hago -dije divertida mientras caminaba hacia atrás, espero no chocarme con nadie más.
- ¡No! ¡Espera! Bueno al menos te diré mi nombre, ¿no?
- ¿Siempre preguntas tanto? -dije alzando un poco la voz, ya me estaba alejando.
- ¡Soy Zayn! ¿Y tú?
- Aaahh, no te lo diré 
- ¡Te recuerdo que me debes un café! -dijo agitado y divertido.
- ¡Y tú a mí otro! -dije divertida, él se rió y continué con mi ruta.

Mientras llegaba a casa, no pude de dejar de pensar en él. Me preguntaba lo caprichoso que era el destino, por haberme puesto a ese chico delante. -No, no pienses en él -no paraba de decirme a mí misma. Ya me hicieron daño, y no quiero que me lo vuelvan a hacer de nuevo.

*******************
Llegué a casa, Gwen ya estaba despierta y con unos pelos de loca que me "obligaron" a sacarle una foto... Ella intentó quitarme el móvil para que la borrase, y yo no la dejaba, así se formo una pequeña pelea.

- ¿Se puede saber qué estáis haciendo? -dijo Sam mientras se reía- Gwen, cielo, deberías peinarte un poco.
- ¡Ya lo sé! Pero la graciosilla esta me ha sacado una foto y quiero que la borre...
- ¡Pero si sales bien! Y sales divertida, original -dije sin dejar de evitar que me cogiera el móvil.
- Bueno, da lo mismo, oye, ¿eso es café? -dijo Gwen cambiando radicalmente de tema.
- Sí, os traje unos cafés -dije sonriente. 
Gwen cogió su café rápidamente y empezó a bebérselo, Sam hizo igual.
- ¿Y tú café? -dijo Sam dubitativa.
- Ah, es una larga historia...
- Ya nos contarás -dijo Gwen dejando de beber durante un rato.
Tenía el bigote color chocolate, al percatarnos de eso Sam y yo nos empezamos a reír. Gwen estaba algo confundida, hasta que se miró al espejo y se unió a nosotras.

- Bueno, ¿vamos a la playa? -dije cuando paramos de reír.
- ¡Claro! Tengo unas ganas de encontrarme a... -cuando Sam dijo eso Gwen y yo la miramos extrañadas, y ella se calló y se ruborizó un poco.
- ¿Encontrarte con quién? ¿Eh, pillina? -dijo Gwen tocándole con el codo pícaramente.
- Con un chico que conocí ayer... -dijo tímida. Gwen y yo nos miramos.
- Sí que eres tú rápida -dijo Gwen entre risas, yo me ruboricé un poco.
- La verdad es que yo también he conocido a alguien... -dije finalmente, Gwen y Sam me miraron incrédulas - ¿Qué? ¿Tan raro es que haya conocido a alguien?
- Sinceramente, sí -dijo Samantha sin salir de su asombro.
- Bueno, bueno... ¿Aquí se ve que soy yo la única que no tiene vida social o qué? -dijo Gwen divertida.
- Lo mío fue por casualidad... -dijo Sam.
- Lo mío destino. O eso creo, ya que me da la sensación de que me crucé con él para que me atormentara... él y su sonrisa... -al recordarlo debió de quedarse en mi cara una sonrisa tonta, a la que enseguida borré de mi rostro, no quería ser una niña estúpida y enamorada otra vez.
- Oh, qué profunda eres en ocasiones -dijo Gwen riéndose.
- Exacto, solo en ocasiones -respondí pícara.
- ¿Cómo se llama tu chico? -me preguntó Sam.
- Primero: NO es mi chico, ni quiero que lo sea. Segundo: Se llama Zayn.
- ¿Por qué no quieres que sea tu chico? -dijo Gwen confusa.
- Porque es la clase de chico que hace que te enamores y luego te parte el corazón... Es verano, quiero pasármelo bien, quiero tener un amor de verano, pero que después no me dé pena dejarlo.
- Pienso lo mismo que tú... El chico que conocí se llama Niall, y su sonrisa es algo que me mata, pero no puedo enamorarme de él, no ahora que estamos intentando disfrutar del verano de nuestras vidas...
- Después de esta sección llamada “Seamos ñoñas con los chicos que acabamos de conocer” volvemos a nuestro programa de hoy, en el que hablaremos de las noticias principales del día -dijo Gwen irónicamente, entonces todas comenzamos a reírnos de su ocurrencia.
- Al final se nos va a hacer tarde, deberíamos vestirnos ya para salir -dije.
- ¡Sí, vamos! -añadió Sam.

Teníamos ganas de ir a la playa de una vez, es para lo que vinimos a este sitio, bueno, eso y que el lugar no está nada mal... Subimos a nuestras habitaciones y empecé cambiarme, me puse el bikini, y cuando estaba poniéndome de nuevo los shorts, y empecé a recordar al chico. “No todo en esta vida tiene por qué tener sentido princesa”, y es verdad, porque en este momento no tiene nigún sentido estar pensando en él.

Todas cogimos nuestro bolso de playa, nuestras gafas de sol y nos fuimos. Quién iba a decir lo que nos esperaba.

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