domingo, 28 de octubre de 2012

Capítulo 10: Still being friends

–Menos mal que no soy un tío, seguro que se hubiera puesto burro al verte –dijo Ro mirándome de arriba a abajo con el gesto fruncido. Me miré y en efecto, estaba en bragas y con una camisa de tirantes.
–Ya ves –dije riendo mientras me acercaba a darle un abrazo.
–¿Qué has hecho Sam? –dijo sonriéndome traviesa.
–¿Tanto se me nota?
–Mujer, tienes una sonrisa pícara que te delata –dijo guiñándome un ojo.
–Ya verás lo que he hecho –dije riendo– ¡Gwen, April! ¡Bajad de una vez, que Ronnie ha llegado!

Ayudé a Ro a meter sus maletas en la casa y fuimos hasta el salón, ella al mirarlo se quedó con la boca abierta, y acto seguido se tiró en plancha a un sillón de color beige.

–Esto es increíble
–¿A que sí? –dije mientras me sentaba a su lado –¿Qué tal por España?
–Mi madre ahora acaba de abrir una panadería, y bueno, mi hermana ahora está en Francia.
–¿En Francia? –dijo con mirada interrogante.
–Sí, se me olvidó contártelo... Está haciendo un intercambio para aprender francés.
–Ah.

En ese momento April bajó las escaleras de dos en dos y se dirigió a nosotras corriendo emocionada, lo que ella no había notado es que su cara estaba llena de nata, cuando llegó hasta nosotras, Ronnie y yo empezamos a reírnos a carcajadas, especialmente ella por la sorpresa. 

–¿Qué pasa? –dijo confundida, nosotras no podíamos parar de reír.
Pasados unos segundos, cogimos aire e intentamos tranquilizarnos un poco.
–Pasa que alguien –dijo Ronnie haciendo énfasis en el "alguien"– te ha llenado la cara de nata cariño...
April nos miró confundida por última vez antes de verse en el espejo que había en una cómoda en el vestíbulo, y pasó lo que tenía que pasar.
–¡¡Sam!! Te mato, te lo juro –dijo enfadada mientras volvía hacia nosotras, yo empecé a reír de nuevo, sin poder contenerme. Ella también se estaba aguantando la risa, aunque intentaba esconderlo.
–Oh vamos, si tú también también te estás riendo –ella negó con la cabeza, pero yo asentí y finalmente empezó a reírse ella también. A Ronnie se le contagió la risa y se unió a nosotras.
Gwen bajó por las escaleras en ese momento con cara de dormida, ella no tenía nada de nata en su cara, y eso extrañó a Ronnie.
–¡Ro! ¡Por fin llegaste! –dijo con una sonrisa acercándose a nosotras.
–¿Y tú por qué no tienes nata en la cara? –le preguntó April algo molesta por averiguar que a ella sí se lo había hecho y a Gwen no.
–No soy tonta, cuando me desperté vi nata en mi mano y fui a lavármela, lo que me sorprende es que tú no lo notaras.
April agachó la cabeza y se sonrojó un poco, todas reímos de nuevo.

**[Narra Ronnie]**

Pasamos toda la mañana hablando y poniéndonos al día, me instalé en la habitación de April, que era la más grande de todas, cómo la había echado de menos aquel año en España... Aunque hablábamos por Skype a menudo, no era lo mismo que vernos en persona. La conocía de hacía unos años, todos los veranos íbamos juntas al campamento, y este año me invitó a "su casa" en Inglaterra. A Gwen y a Sam las conozco del pasado verano, ya que ellas también vinieron con April al campamento.
El día transcurrió tranquilo, ninguna salió de casa, ya que todas me ayudaron para colocar mis cosas, son un encanto. Y por la noche salimos a la terraza y nos bañamos en el yacuzzi. Se estaba a gusto dentro, ya que afuera la temperatura no es que fuera muy baja, pero la brisa hacía voto de presencia y hacía que la noche no estuviera muy calurosa.

*****************************
Nos despertamos temprano por la mañana, así que Sam y yo decidimos ir al Starbucks, como de costumbre, a coger los cafés de las chicas. Recorrimos la avenida marítima hasta la cafetería, donde saludé a Natalie y ella me devolvió el saludo con una sonrisa. Sam se fue a sentarse en un sillón que tenía una mesita delante hasta que trajera los cafés.
–Hola –dijo aún sonriendo– ¿Qué quieres hoy?
–Hola –respondí devolviéndole el gesto– Pues... ponme cuatro cappuccinos medianos por favor. Dos para llevar y dos para ahora.
–Marchando.
Cogió dos tazas de café blancas, y comenzó a echar el cappuccino en las tazas mediante la máquina.
–¿A esta hora solo estás tú en el Starbucks? –pregunté curiosa.
–Sí, después a las 9:30 llegan más empleados, esto se llena a esa hora. ¿Por?
–No sé, curiosidad supongo, como suelen haber varios empleados a esta hora... Siento si parecí impertinente.
–No, tranquila –dijo sonriendo mientras me entregaba las dos tazas y los dos vasos de cappuccino. –De todas formas, esta es mi última semana aquí.
–Vacaciones por fin, ¿no?
–Sí, –dijo en un suspiro– me iré de vacaciones a Italia con mi novio en dos semanas, y quiero tener una semana libre antes.
–Te lo vas a pasar genial, disfrútalo –dije sonriendo mientras empecé a revolver mi monedero en busca de un billete de 10 libras.
–Gracias, eso espero. ¿Y tú? ¿Pasarás todo el verano aquí?
–Así es, estoy viviendo con unas amigas en una casa cerca de aquí, pasaremos todo el verano y después... universidad –por fin encontré el billete que buscaba, estaba metido en un bolsillo de la cartera, y se lo entregué.
–Uff, universidad ¿eh? ¿Ya sabes lo que vas a estudiar? –preguntó mientras cogía el cambio de la caja.
–Sinceramente, no tengo ni idea.
–Ya verás como de aquí al final del verano lo tienes claro.
Cogí el cambio y lo metí de nuevo en mi monedero.
–Eso espero –dije y me despedí de ella y me dirijí a la mesa de Sam –Eso espero...–repetí para mí misma en voz baja. Llegué a la mesa y entregué su cappuccino a Sam, que estaba con el iPhone en las manos.
–Gracias. Oye, ¿te hace un paseo por la playa y un helado? –dijo sin despegar la vista del móvil.
–Claro, ¿con quién hemos quedado? –ella levantó la vista y me sonrió.
–¿No lo imaginas?

No hay comentarios:

Publicar un comentario