domingo, 28 de octubre de 2012

Capítulo 18: Is everything alright?

–Gwen, a levantarse. –Dijo April mientras aparecía por la puerta de mi habitación.
Le hice caso omiso y me di la vuelta, volviendo a dormir, un rato después, no sabría decir cuánto, volví a sentir unos pasos.
–¡Arriba he dicho! –dijo fingiendo estar enfadada– tenemos que hablar.
Como yo seguía durmiendo, me tiró un cojín que me dio en la cara.
–¡Ay! –me quejé.
–Cuenta. ¿Qué pasó con Louis anoche?
–¿De qué hablas? –pregunté confusa mientras me sentaba sobre la cama. La cabeza me dolía a horrores.
–De lo de ayer, te pusiste borracha y le dijiste un montón de cosas... Y después él te trajo a casa. –Debí de poner mi mejor cara de confusión, porque se quedó dubitativa.– ¿O es que no te acuerdas?
Negué con la cabeza. ¿Louis y yo? Mierda.
–En todo caso, –continuó– durmió aquí. Porque Liam me llamó esta mañana y me dijo que Louis no había dormido en su casa.
–¿¡Qué!? –Grité sin poder creérmelo. Al segundo me arrepentí de hacer esto, ya que la cabeza me volvió a doler.
–Pues eso.
–Voy para allá ahora mismo. –Dije, pero al intentar levantarme, me mareé y me volví a sentar.

April bajó las escaleras y me trajo un vaso de agua con una aspirina, me lo tomé y esperé a que haga efecto, luego me vestí y salí disparada de casa.
Aunque no estaba en las mejores condiciones, cogí la furgoneta y conduje hasta el complejo de apartamentos que se habían alquilado los chicos.
Dejé el coche en el aparcamiento que tenían y fui hasta el portal, toqué el timbre y me abrió Liam. Buff.
–Hola –dijo algo seco. No me sorprendí, no me extrañaba su comportamiento.
–Hola.
–¿Buscas a Louis no? –preguntó dejándome entrar.
–Sí, ¿está en casa? 
–Está en su habitación –asentí, y cuando iba a subir las escaleras me detuve.
–¿Pasa algo? –pregunté.
–Dímelo tú –me contestó.
–Liam, yo...
–No hace falta que me des explicaciones, Gwendolyn. –Dijo, y me sentí mal– Solo somos amigos.
Iba a decirle algo, pero ni siquiera yo sabía qué había pasado anoche. Y tampoco puedo decirle eso a Liam porque pensará lo más obvio.
–Bueno, entonces voy a buscarle.
Y desaparecí escaleras arriba, llegué a su habitación y toqué dos veces.
–Pasa. –Dijo despreocupado.
Entré, y vi que estaba en calzoncillos, pero no pensaba esperar a que se vistiese.
–Louis.
–¿Gwen? ¿Qué haces aquí? –Dijo sorprendido mientras se ponía los pantalones.
–¿Qué pasó?
–¿No te acuerdas? –negué con la cabeza–. Pues te plantaste frente a mí mientras me liaba con una chica, me llamaste capullo, y luego te llevé a casa. En resumen.
–Ajá. –¿En serio espera que me crea que me había plantado enfrente de él mientras se besaba con otra? Me creía lo de capullo, y lo de llevarme a casa porque April me lo había contado, ¿pero eso? No estoy tan colgada. Aunque él no me llevaría por no hacer nada a casa antes que a todos, así que algo tuve que haber hecho...
–No te lo crees, ¿verdad? –dijo haciendo una mueca.
–Más o menos...–dije dubitativa, en ese momento sonó mi móvil.– Me tengo que ir, eh... esto... nos vemos luego, ¿vale?
Asintió y abandoné la habitación, cerrando la puerta tras de mí. A medida que iba avanzando, aparecían unas imágenes en mi mente, recuerdos. Yo estaba bailando con un chico, cuya cara la veía tan borrosa que podría ser cualquiera, luego un chico y una chica muy juntos, ¿besándose? Negué con la cabeza y me llevé la mano a ésta.
Recorrí el pasillo y bajé las escaleras a paso rápido, cogí el pomo de la puerta de entrada y lo giré, cuando de repente sentí unos pasos que se acercaban cada vez más. 
–¿Ya te vas? –dijo Liam igual de seco que antes. Me giré, fastidiando cualquier oportunidad de escaparme de aquella casa sin dar explicaciones.
–Sí. –Respondí avergonzada, seguro que había visto cómo me iba a toda prisa. Asintió indiferente, y eso me molestó bastante.
–Vale. –Dijo simplemente.
–Vale.
–Vale. –Volvió a decir.
Después hubo un largo e incómodo silencio, en el que yo le miraba y él se limitaba a mirar a cualquier otra cosa que no fuera yo, indiferente, como si estuviera esperando la cola del Starbucks.
–Liam, entre Louis y yo... –esperaba que me cortase a mitad de la frase con un "no importa" o algo por el estilo, pero sin embargo no lo hizo.– Da igual –dije, y salí disparada por la puerta.

Mientras llegaba a casa me volvió a sonar el teléfono, era de April. "Vamos a la playa, ¿te esperamos?" A mí me faltaban unos pocos minutos para llegar, así que no respondí. Pulsé la tecla colgar y el móvil se bloqueó. Negué con la cabeza. Antes me había sonado el móvil, y gracias a eso pude escapar de aquella casa. Louis se habrá supuesto que era de alguna de las chicas, pero en realidad era una promoción que me ofrecía nosequé tarifa. Sí, había usado un mensaje de publicidad para huir de una situación incómoda. Al final va a ser que son útiles estos mensajes...

************************************
[Narra Samantha]

Empecé a remar cada vez más deprisa, hasta alejarme de la orilla. El sol brillaba con intensidad y me deslumbraba de vez en cuando, pero me sentía a gusto. En el horizonte empezó a elevarse de forma momentánea, y empecé a remar más rápido para coger la ola. Conseguí cogerla, y aunque no era de esas olas que formaban un tubo impresionante, me puse de pie y atravesé la ola de izquierda a derecha. Cuando la hube cogido, me acerqué a la orilla.

–Me tienes que explicar como lo haces –dijo April mientras se incorporaba sobre la tabla, Joe le había dicho que tenía que practicar lo de remar. Joe era nuestro profesor de surf, más bien el de Gwen y de April, porque Ronnie y yo ya sabemos surfear bastante bien.
–¿Y Ronnie? –pregunté mientras ponía la mano en la frente, haciendo una especie de visera para que el sol no me cegara.
–Harry pasó por aquí y los dos se fueron a tomar un helado. –Asentí. Yo no había visto a Niall en todo el día. –Oye, ¿sabes dónde está Zayn?
–Seguro que todavía está durmiendo. –Reímos. Gwen se acercó a nosotras, Joe había terminado de enseñarla a mantener el equilibrio en la tabla, o simplemente le había dado un descanso.
–Chicas, ¿habéis visto a Liam? –dijo mientras sacudía su cabeza hacia un lado y empezaba a dar golpecitos en su oreja izquierda. Le había entrado agua en un oído.
–No. Y a Lou tampoco. –Dije mientras recogía la tabla de la arena y me dirigía hacia el agua.

Llegué al agua en seguida y repetí el proceso de antes, remar hasta encontrar una buena ola y cogerla. Esta vez había una más grande que la anterior, remé más deprisa, hasta conseguir ponerme encima de ella. Mientras la ola arrastraba mi tabla, yo iba poniéndome de pie. Bajé, y me encontré surcando un tubo perfecto de varios metros de diámetro. Sonreí, y acabe la ola, saliendo por el tubo, las chicas estaban en la orilla estaban aplaudiendo mientras se reían de algo que habrá dicho alguna. Entonces miré hacia la parte en que había rocas y ahí estaba él. Perdí el equilibrio y caí al agua, y al subir a la superficie otra ola me revolcó. Salí a la superficie tosiendo, ya que me había pillado desprevenida. Llegué hasta la orilla a rastras, ya que la marea estaba subiendo y las olas me arrastraban. Pero en el último segundo, tropecé y el agua comenzó a arrastrarme otra vez hacia dentro, y una ola enorme se avecinaba en el horizonte, me asusté y me levanté, y comencé a correr más rápido. Seguía jadeando, si esa ola me pillaba iba a dar mil vueltas. La ola se acercaba más y más, y ya estaba a punto de cogerme, así que simplemente cogí una enorme bocanada de aire, pero unos brazos me cogieron y me sacaron de allí.

Me puso sobre una toalla, y comencé a toser y a escupir el agua que había tragado, respirando aceleradamente.
"Lo siento, lo siento, lo siento" repetía una y otra vez él, el que había hecho que me cayera de la tabla. Pero tampoco era un delito.
Cuando recuperé el tipo y paré de toser, levanté la cabeza y le sonreí.
–No pasa nada, Niall. No es tu culpa. –Dije intentando tranquilizarle.
–Sí lo es, yo... vi como me miraste y de repente te caíste y entonces una ola te revolcó y... –estaba muy nervioso.
–Ey, estoy bien, ¿vale? –dije cogiéndole de la nuca y acercándolo hacia mí. Nos mirábamos fijamente a los ojos, y veía como el sentimiento de preocupación se desvanecía poco a poco de su mirada.
–Anda, vamos a tomarnos algo –dije sonriendo mientras me apartaba y me levantaba.

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