domingo, 28 de octubre de 2012

Capítulo 20: Bad desicions


–Tenemos que hablar. 
Se me nubló la mente. ¿Hablar de qué? Pero no me molesté en pensarlo demasiado, porque lo iba a saber en apenas unos segundos. Al contrario de lo que esperaba no siguió hablando, sino que se quedó callado, dubitativo.
En ese momento vimos a un chico corriendo hacia el agua vestido. Resulta que era Niall. Nos miramos y nos levantamos, y fuimos corriendo hasta allí. Al llegar, le vimos cantando "She Will Be Loved" mientras chapoteaba en el agua con una botella de cerveza en la mano. Iba tan ebrio que solo balbuceaba y decía tonterías, Liam entró en el agua y le sacó.
–Creo que es hora de irse a casa –le dije a Ro mientras ella bebía de una copa de lo que quiera que fuese aquello.
–Nooooo... si es temprano todavía –eran las dos de la mañana.
–Verónica, nos vamos. –Dije poniéndome seria.
–Vaaaale, pero no me llames así, ya sabes que odio mi nombre. –Dijo fastidiada haciendo pucheritos. Empezó a caminar, pero en un traspié se desequilibró y por poco se cae. 
–Anda, ven aquí –dije ofreciéndole mi hombro. Tomé su mano y la pasé por encima de mi hombro para sujetarla. Sam había acompañado a Liam y a Niall hasta su casa, y no sé que había sido de Zayn y de April. 
–Espera, que te ayudo. –Dijo Hazza acercándose por atrás, mientras cogía la otra mano de Ronnie y se la pasaba por el hombro.
–Harry, estás borracho. –Dije negando con la cabeza.
–No más que Ro –afirmó– Anda, déjame ayudarla. –Asentí y continuamos.
–Esperad, ¿y April? –preguntó Louis parando en seco. Acto seguido entró en el local, y se encontró con Zayn, les podía oír desde aquí, aún teniendo varias copas encima. Louis le preguntó por ella, y él le dijo que no se preocupara, que ya le llevaba a casa después. 
No tardamos en salir de ahí y empezar a caminar por la avenida marítima, ya solo poblada por jóvenes ebrios o dormidos en un banco. 

**Mientras tanto en la fiesta** [Narra April]

Perdí a las chicas de vista hacía un rato, y tampoco había visto a Niall ni a Liam. Tomé otro trago de mi vodka, y vi como un chico se me acercaba. Genial, uno de los amigos de Alex.
–¿Bailas? –"Ni de coña" fue lo primero que pensé, pero luego miré en rededor y vi a Zayn bailando con otra chica, y me dije "¿él sí y yo no?", bebí otro trago y bailé con ese chico.
Empezamos a bailar intuitivamente, siguiendo la música. Yo puse las manos en el aire y me moví con el corazón palpitando a la par que la música, mientras que aquel chico me ponía las manos en las caderas, pero sin pasarse.
Después de estar un rato bailando con aquel chico que terminó siendo majo, llamado Sean, pedí otra copa y me senté en una silla apartada. Vi a Sean acercarse con otra copa en la mano.
–¿Estás bien? –dijo sentándose en la silla que estaba a mi lado.
–Sí. –Dije demasiado seca como para sonar convincente.
–Oye... te he visto mirando a ese tío toda la noche –dijo sin acusarme, simplemente informando, esperó a que yo dijera algo, pero no lo hice, así que continuó– Mira, yo no sé lo que te pasa con él, pero te voy a dar un consejo; Él ahora se lo está pasando bien con una chica, y no hay razón por la cual tú no deberías hacer lo mismo con un chico. –Dicho esto se volvió a levantar, me dedicó una sonrisa cómplice y se alejó. Yo solo quería irme a casa, y fue ahí donde me pregunté realmente dónde estaban todos, y caí en la cuenta de que solo estábamos Zayn y yo ahí.

"Genial" murmuré. Ahora tendría que ir caminando sola a casa, ya que no tengo coche. Farfullé en voz baja y empecé a caminar hacia casa. Por suerte, no había bebido lo suficiente como para no poder caminar decentemente. Y ahí estaba yo, con los tacones en la mano caminando descalza por la arena fría de la playa, levemente iluminada con la luz que las farolas transmitían desde el paseo marítimo. 
De niña, adoraba caminar por la arena fría mientras mis padres esperaban por la comida en un restaurante cualquiera del paseo marítimo del pueblo en el que pasábamos las vacaciones de verano. Yo caminaba descalza, abandonando a su suerte mis bailarinas en el paseo. Recuerdo que después mi padre siempre me regañaba por descuidada.
Inspiro de nuevo el aire frío de la noche, y de repente noto que algo me coge por el antebrazo, haciendo que me asuste y de un pequeño grito de sorpresa.
–Tranquila, que soy yo. –Dijo Zayn sonriendo de lado acercándose a mí y caminando a mi lado.
No pude evitar pensar "Uy mira, ¡que suerte! Justo al que quería ver", pero en vez de eso fui educada.
–Ah hola. ¿Ya te vas? –Dije desviando la vista, él me estaba mirando con aquellos ojos marrones, y yo no estaba por la labor de corresponderle con la mirada.
–Sí, bueno. La chica más bonita de la fiesta se fue, así que yo me fui con ella.
"¿Es así como ligas? Lo siento, no es suficiente. Has pasado de mí toda la noche, ahora no te voy a dar el gusto guapo."
–Ya... no parecía que estuvieras mal en la fiesta con esa chica. –Dije dándole la bomba a punto de explotar. Estaba enfadada, y no podía ocultarlo. Él me miro confuso y yo negué con la cabeza y me adelanté. En unos segundos volvió a alcanzarme y a tomarme del antebrazo.
–¿¡Qué!? –Dije ya bastante molesta.
–April... ¿Qué pasa? Eres mi amiga, no entiendo... –Me ponía nerviosa ese continuo intento de disimular que no sabía lo que me pasaba, y me quedé callada. Él iba a decir algo más, pero en el último momento decidió callarse.
Seguimos caminando en un silencio tan espeso que podía cortarse con un cuchillo, hasta que por fin hablé.
–Cuando me dijiste que no estabas preparado para una relación no esperaba que todas las noches te llevaras una chica a casa. –Dije intentando parecer indiferente. Me es indiferente, ¿no? Ya ni sé lo que creo.
–Yo... –intentó decir, pero las palabras se le atragantaron.
–No pasa nada, en serio. ¿Solo somos amigos, no? –Dije con la sonrisa más amarga que había esbozado en mi vida. Nunca había soltado tantas mentiras en una frase como esa vez. Él asintió sin estar convencido, y yo lo dejé estar. Esta noche no vamos a hablar de eso, no mientras yo esté con unas copas encima, y menos él. 

Cuando llegamos al porche torpemente se acercó a mí, y me quedé tan quieta como una estatua de piedra en medio de una plaza. Lentamente se fue acercando hasta que su mejilla rozó la piel de la mía, y sentí un escalofrío. Pero no de esos que te provoca el chico del que estás enamorada, de esos que te dan porque hace frío.
Besó mi mejilla en un beso afectuoso quizás demasiado prolongado, hasta que me sentí algo incómoda, él lo notó y se apartó. Capullo.
–Buenas noches. –Dijo apartándose un poco de la puerta, pero sin virarse para irse.
–Buenas noches Zayn. –Dije, y tras sostenerle la mirada durante unos segundos, entré en casa. No pude evitar la curiosidad y miré a través de ese agujerito que está en la puerta. Seguía allí, mirando la puerta pensativo. Estuvo así unos segundos hasta que despertó de su trance y abandonó el portal.

"Quizás al abandonar aquel portal desperdició una oportunidad de hacer algo bien aquella noche, quizás al haberlo hecho rechazó empezar una nueva historia. En cualquier caso, ninguno de los dos estaba seguro de que hubiera pasado si April le hubiera invitado a pasar, probablemente no hubiera ocurrido nada, solo habrían tomado unas cervezas y para casa, o al contrario."

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Al despertarme me giré soltando un quejido y miré al reloj, eran las dos. Fruncí el ceño cuando un rayo de luz me iluminó la cara, gruñí y me giré hacia el otro lado de la cama. Volví a cerrar los ojos, pero una mano me acarició la mejilla, abrí los ojos lentamente y vi su sonrisa, y yo sonreí con él. Entonces recordé lo que ocurrió ayer. Al llegar a nuestra casa, que estaba más cerca de la playa que la de los chicos, Niall estaba bastante mal y mareado, así que decidimos meterlo en casa. 
–Hola... –dije casi en un susurro, desperezándome.
–Hola princesa –dijo sonriendo. Se veía que le dolía la cabeza de la borrachera de ayer. 
Me levanté de la cama ante la mirada expectante de él, me quité los pantalones del pijama y la camisa de tirantes y cogí una camiseta y unos shorts. Me giré y le vi mirándome como la que mira unos tacones a mitad de precio. Me reí y me puse la camiseta.
–Cierra la boca que te entran moscas –dije sonriendo. Él se recostó de nuevo y sonrió de lado.
–Exageras...
–Créeme que no –dije riendo de nuevo. 
Me acerqué de nuevo a la cama y me puse a horcajadas sobre él. Sonreímos y acerqué mis labios a los suyos, buscando su lengua. Estuvimos así un rato hasta que me di cuenta de la hora que era.
–Bueno, vamos abajo. –Dije separándome de él. Me volvió a atraer hacia él tirando de la camisa y me dio un pequeño beso.
–Vamos –dije separándome de nuevo, él repitió el movimiento.
–No... –volvió a besarme y me reí. Le eché los brazos hacia atrás y le besé de nuevo.
–Tenemos –un beso.
–Que –dije entrecortando mis palabras con aquellos besos.
–Bajar –dije, y me separé de nuevo. Esta vez me puse en el borde de la cama. Seguía acostado.
–Niall James Horan, salga de la cama ahora mismo–. Dije sonriendo. Gruñó y se incorporó. Se llevó la mano a la cabeza cuando se sentó, como un niño pequeño con fiebre.
–Tienes que aprender a beber, en serio. –Dije riendo.
Me echó una mirada asesina y reí más.

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